Mobbing

Hacia La Reconstrucción de la Autoestima y la Propia Valía.

Situaciones repetidas de ofensas o provocaciones, discriminación, gestos o palabras humillantes y de amenazas, falsos rumores sobre ti que te descalifican ante compañeros y jefes, se te exigen objetivos imposibles,  se te imponen tareas repetitivas y cansinas o por debajo de tu categoría para menospreciarte…

Quien ha sufrido mobbing u otro tipo de acoso conoce bien este infierno, cuyo objetivo (consciente o inconsciente) por parte del autor o autores es a través de aislarle, destruir su reputación resquebrajando su propia confianza y autoestima, finalmente lograr que abandone su puesto por voluntad propia.

¿Cómo puede sentirse una persona que durante un tiempo ha estado sometida, nunca mejor dicho, a una situación así en su lugar de trabajo?

Ponerse en su piel, en sus huesos, es la primera clave para un buen acompañamiento terapéutico. Aunque no termina ahí, por supuesto.

Y aunque la siguiente afirmación suele levantar algún tipo de debate, vuelvo a recalcar que la intención del autor puede ser consciente o inconsciente. 

Así como quien sufre el acoso atrajo esa situación consciente o inconscientemente, de la misma forma el “acosador” no en todos los casos lo hace con toda la intención, con el objetivo claro y planificado de lograr que abandone, sino que a veces, por lo menos en un inicio, se van sumando reacciones no reflexionadas o que están justificadas según su criterio.

En otras palabras, el acosador también tiene sus fidelidades y programas, pero su esencia no es eso.

Recordemos también que un individuo solo en la naturaleza se vuelve vulnerable. Pertenecer al clan supone una ventaja vital no solo para sobrevivir sino también para desarrollarse.

Es por esta razón por la que generalmente el resto de implicados, es decir, los que presencian y no muestran algún tipo de apoyo o que incluso secundan a quien ejerce activamente el acoso: de lo contrario podrían convertirse en el nuevo blanco a excluir del grupo. Y eso, si a nivel consciente no es plato de buen gusto, para la psique arcaica es un verdadero peligro.

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Alguien que esté en esta parte de la ecuación, si acude a consulta seguramente lo haga por otros motivos. Pero puede suceder que si quedó algún tipo de remordimiento, durante un protocolo su inconsciente le traiga de manera inesperada algún episodio relacionado.

También porque muchas veces la víctima puede llegar a sentir rabia hacia el acosador y hacia “los que hacen la vista gorda” casi a partes iguales, y  tomar consciencia de este tipo de “programas biológicos” que nos teledirigen a todos nos permite empezar a entreabrir la puerta de la comprensión.

Otro punto muy importante, compañeros terapeutas, es: lo de ponerte en su piel es para conectar, empatizar, entrar en su perspectiva. Evita por todos los medios caer en el triángulo dramático de Karpman: no le victimices, no te pongas como salvador, ni pongáis verde al verdugo.

De hecho, desde la primera sesión, para cualquiera que haya vivido cualquier tipo de acoso o maltrato en el trabajo, en casa, en el colegio o donde sea, resulta súper útil explicarle este círculo vicioso. Así cada vez que advertimos que nos estamos posicionando en alguno de esos roles, lo cortaremos al instante.

Agruparé en tres grandes categorías las situaciones frecuentes en el mobbing, por tener una visión global y esquemática que facilite el estudio y la aplicación terapéutica.  Tengo cierta debilidad por explicar las cosas de la manera más didáctica posible.

Y como para mí la terapia floral es de una valiosísima ayuda en consulta, también haré sugerencias al respecto. Vamos allá:

ofensas, humillaciones, falsos rumores, amenazas.

Es imprescindible aprender a poner límites, a defenderse. Cuando no sabemos hacer esto hay una parte que está funcionando todavía como niño, esperando a que el adulto lo haga por él, quizá por sobreprotección en su infancia, quizá porque nunca se le dio el permiso a defenderse o incluso se le negó: tienes que ser bueno, no lleves la contraria, no levantes la voz, que no digan que das problemas, obedece y punto, no se te ocurra devolver el golpe a tu hermana que le haces daño y tienes que dar ejemplo…

objetivos imposibles, tareas repetitivas y cansinas y/o por debajo de su categoría para menospreciar su trabajo…

Estas estrategias de manipulación nos pueden hacer sentir desvalorización, conflicto de rendimiento, falta de confianza en las propias capacidades y otra vez la sensación de sometimiento…

discriminación, exclusión: blanco y en botella, revisar situaciones de exclusión, en su historia personal y familiar. ¿Estamos repitiendo patrones o reparando?

Las manifestaciones orgánicas más típicas pueden ir desde músculo esquelético (desvalorización, conflicto de rendimiento, impotencia, sumisión…), digestivo (tener que tragar, sentirlo como una guarrada…), epidermis o dermis (sentir la separación, las agresiones, vergüenza por imagen manchada), sistema inmune (impotencia por defenderse…).

Pero sabemos que cada persona es única y puede interpretar y sentir de modo único.

Algunas sugerencias florales son:

Centaura: para estados de sometimiento, temperamento débil, establecimiento de límites.
Acebo o Holly: se restaura el amor propio, y como consecuencia al amor al prójimo.
Alerce o Larch: borra la sensación de fracaso, sana la autoestima y la confianza en las propias capacidades, la propia valía. Impaciencia o Impatiens: necesidad de ir veloces, eficientes, productivos.
Sauce o Willow: sana el encono interior por la gran injusticia, víctima del destino.
Manzano Silvestre o Crab Apple: sensación de mancha, necesidad de limpiar su imagen, su reputación. 7
Pino o Pine: porque el sentimiento de culpa, heredada o gestada mucho antes del mobbing, es un denominador común al menos en los casos que he tenido la ocasión de trabajar.

En todo caso hay que poner énfasis en el derecho a defenderse, a establecer límites, a ocupar su lugar y a recuperar la autoestima y la propia valía.

Después del vaciaje corporal, hay que procurar ir un paso más allá. Porque nuestro cuerpo es biología animal sí, pero nuestra evolución como humanos nos pide una mirada más sistémica.

Esto significa no mirar al que consulta como un ser aislado, sino como parte integrante de su sistema familiar. Si hay un desorden en el trabajo, estaría bien chequear el orden del sistema familiar, y también ordenarte tú respecto al consultante.

Puedes por ejemplo (durante la consulta o antes) visualizar todo su sistema con mucho respeto y decirles “vosotros sois los grandes y yo más pequeña/o, pongo mi trabajo al servicio de la sanación de vuestro sistema, que mi trabajo os sea útil”.

Es importante estar ordenados no solo en nuestro sistema familiar de origen, sino también en todos los demás sistemas en los que interactuamos, como lo es el lugar de trabajo: respecto al consultante te sitúas de igual a igual (con la consciencia que eres tú quien lleva las riendas de la consulta) y respecto a sus padres, ellos son los grandes y tú más pequeña/o, poniendo tu trabajo al servicio.

Esto no es algo que debamos decirle, es una actitud interna, es tenerles presente ocupando solo tu lugar y respetando el de ellos.

Así la energía está ordenada, la percepción se amplifica, el sistema familiar del consultante favorece su apertura, logrando un mayor alcance en la terapia.

Sabina Concepción Martínez.

Publicado en la Revista EDBO dirigida a terapeutas acompañantes en Descodificación Biológica, en su Edición Especial: Ámbito Profesional,  Enero 2018.

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