¡RENDICIÓN SIN RESIGNACIÓN POR FAVOR!
Si No Distingues Una De Otra Te Traerá Confusión.
La resignación es cuando tiras la toalla o te cruzas de brazos dando por sentado que está todo perdido: si algo puede mejorar tu vida es porque algún salvador vendrá a accionarlo por ti, o por algún milagro divino.
La 𝐫𝐞𝐬𝐢𝐠𝐧𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐞𝐬 𝐯𝐢𝐜𝐭𝐢𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨.
Y no, ya no es tiempo de interpretar ese papel de ser pequeñita e indefensa.
Rendirte a lo que hay es 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞𝐠𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐚 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐲, aunque no lo comprendas.
Es renunciar a 𝘱𝘦𝘭𝘦𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺.
𝐑𝐞𝐧𝐮𝐧𝐜𝐢𝐚𝐫 𝐚 𝐥𝐚 𝐜𝐫í𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐣𝐚
Cuando te peleas con lo que hay, cuando estás en la crítica o en la queja empleas una gran cantidad de energía y tiempo que solo te sirve para amargarte el día y lo peor de todo 𝘢𝘮𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘦𝘭 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰.
Y si no me crees cuando estés en el punto más álgido de tu crítica o queja lleva tu atención a tu cuerpo:
¿Cómo te sientes? ¿Cómo es la sensación física de tu cuerpo?
Estás intoxicando tu cuerpo.
Valora si te compensa.
Cuando renuncias a todo eso te quitas un gran peso de encima, recuperas toda esa energía y todo ese tiempo para emplearlo en algo constructivo.
Tu tiempo y tu energía son muy valiosos
Empléalos en algo que esté a la altura de las circunstancias y en la línea de lo que realmente quieres
Cuando alrededor hay caos, no contribuyas a aumentarlo.
Respira y acciona desde tu centro, con calma, amor y confianza.