El Corona-Monstruo y los Esenciales

Un relato casi fantástico

“Erase una vez un hermoso planeta
repleto de flores, aguas y bosques
por doquier multitud de colores.
 
Sus habitantes sin embargo lucían enfadados:
No me llega el dinero, no pago las cuentas,
allá que voy yo como siempre corriendo,
para danzar o abrazar no dispongo de tiempo.
 
Sin mirarse al espejo, como vacíos por dentro,
Esa absurda y despreocupada existencia
Era Provocada por una anestesia.
 
Quién sabe si de verdad o en apariencia
Pero así transcurrían generaciones enteras,
como participando en una carrera,
sin horizonte, sin trofeo, sin meta...
 
Cada instante era para seguir en la rueda.
No me llega el dinero, no pago las cuentas.
Y todo provocado por una anestesia.
 
Nadie imaginaba que frenesí y rabia
en una burbuja se acumulaban,
Que a sus propios cuerpos debilitaba,
y al Corona Monstruo alimentaban...”
 
¿Quieres escribir tú cómo continúa este cuento?
¡Pues te cuento que ya te lo estás escribiendo!
Hagas o no hagas, entre todos estamos escogiendo
el final, o el re-inicio de un nuevo cuento...

Cuando aflora la crisis, individual o colectiva, nunca surge por casualidad, ni por mala suerte, ni de repente: ya se venía gestando, nos diéramos o no por enterados.

Sea un quiebre en mi salud o en mis finanzas, un matrimonio que se rompe, un negocio que se acaba… hay algo que hace tiempo viene ocurriendo, algo que vengo haciendo o dejando de hacer, que de alguna manera atenta contra mi propia naturaleza, algo que es incoherente, insano, y que no he querido o no he sido capaz de ver.

Surge en el instante en que ya se hace insostenible seguir contra natura y explosiona a lo grande por alguna rendija. A ver si así logramos verla, a ver si así podemos mirarla con los ojos bien abiertos y logramos decirle: Ahora te puedo ver, ahora me hago responsable, ahora me ocupo.

Esto que ahora podemos ver nos trae una gran oportunidad de cambio. Es como la última llamada antes de que ya nada pueda ser reconstruido o reconducido.

Todo momento oscuro es un proceso previo a un despertar.  La burbuja estalló y el Corona-Monstruo se liberó. Y de nada me sirve patalear.

A este cuento no vendrán ni Superman ni La Mujer Maravilla a salvarnos, porque el Corona Monstruo es en realidad una actitud existencial: la de no querer saber, la de funcionar en piloto automático.

La actitud de si me enfermo echar culpas a la industria alimentaria o a la medicina oficial, la de echar culpas al gobierno si mi salario no es el que quiero.

¿Qué gano culpando a otros? ¿Qué avanzo cerrando los ojos?

Y creo que poco o nada ayuda discutir si es algo conspiratorio creado en un laboratorio, o creer que es un virus de la naturaleza como cualquier otro. No hay tiempo para entretenernos en eso.

Todos en mayor o menor medida hemos generado esto. Somos hijos y protagonistas de esta sociedad frenética y despreocupada donde cada uno se lavaba las manos.

Qué gano culpando a otros

Ahora toca despertar de la anestesia existencial y sentir que somos Los Esenciales en esta historia: nosotros elegimos cómo queremos que continúe la cosa.

Depende de cada uno adentrarse en esta noche oscura colectiva y aprovecharla al máximo. Por ti, por todos, por el planeta, por las generaciones venideras. Para que de verdad sean venideras, y no sean supuestas.

¿Y cómo me adentro y de la anestesia despierto?

Aprovecha el encierro para poner en orden tu propia casa. La interna.

Si así a bote pronto te puede resultar abrumador, para calentar motores puedes empezar por tu casa exterior: organizando, limpiando cada desordenado rincón. 

Hazlo con dedicación, con amor. Y prestando a esto toda tu atención te llegará mucha información: lo que no usas y solo acumulas, libros sin leer, instrumentos sin tocar, sueños sin emprender… En realidad tu casa habla de ti, habla de esta sociedad.

Hipócrates decía que “la enfermedad no nos llega de la nada. Se desarrolla a partir de pequeños pecados diarios contra la naturaleza. Cuando se han acumulado suficientes pecados, la enfermedad aparecerá de repente”.

¿Qué vienes haciendo o dejando de hacer que atenta contra tu propia naturaleza, tu propio bienestar a nivel físico, psico emocional, espiritual?

Este hermoso planeta nos pide que nos dejemos ya de tonterías y nos comportemos a la altura, con la madurez de una civilización despierta, que dispone de toda la información, la tecnología y los recursos para vivir con gozo y con bienestar.

Es esencial que ya no permitas información tóxica y destructiva entrando en ti, ni proyectada a través de ti. Que ya no te dejes teledirigir.

Aprovechar los recursos que tenemos es una decisión interna que se toma desde nuestro Yo más Adulto.

El Yo Adulto no tiene que ver con la edad que tengo, sino con la actitud: actuar y elegir con responsabilidad en qué invierto mi tiempo, mi energía, mi dinero.  Cómo alimento mi intelecto. Cómo me conozco por dentro. Cómo atesoro momentos con las personas que más quiero.

Despertemos, nos clama la vida. En la Naturaleza todo tiene su función. Esto no será la excepción.

¿O prefieres que todo esto haya sido en vano, y a lo de siempre volvamos?

Sácale provecho, tenemos capacidad para ello.

Por la libertad de esta humanidad. Es nuestra responsabilidad.

Sabina Concepción Martínez – Publicado por Mindset Dhargo en Marzo de 2020

Deja un comentario